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martes, 23 de abril de 2013

Te perdí y luego me perdí.

Supongo que al menos me consuela el hecho de que hubo un día que alguna pequeña parte de mí te cautivó. Esa pequeña parte que parece haberse desvanecido de tu imagen sobre mí. Esa que quizás nunca tuve, que era un espectro, una ilusión óptica de tus ojos verdes hechizados.
Quizás yo sea el problema porque soy una cebolla con demasiadas capas, que paso tanto frío y me pongo tanta ropa para ocultarme del aire gélido que a nadie le apetece desnudarme. Ni le apetecerá.




Yo no sé tú, pero a mí se me hace demasiado difícil conseguir hacerme a la idea de no poder contar con la esperanza de que en junio te veré, me abrazarás y me sentiré segura entre tus brazos, como siempre. Se me hace tan sumamente complicado perderte así, sin más, y que sea porque no soy como tú necesitas que sea.




qué frustración! qué inútil me siento! qué impotencia!
-¿qué me sobra, qué me falta para conseguir hacerte feliz?
-te faltan los números, te sobra tu esencia.

Neptuno andaba por el sendero del laberinto y cuando consiguió ver por fin el final del pasillo que le alejaba de las tinieblas y le acercaban al paraíso, cerraron el camino. Le borraron toda posibilidad de llegar a su ansiado, planeado, programado y soñado objetivo. Y se encontró, por primera vez, perdido, paralizado, confundido, sin saber qué hacer, sin puntos finales que alcanzar. Decidió así sembrar la confusión en el mundo y que todos sufrieran las frustración de no saber.



cé.

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